miércoles, 10 de noviembre de 2010
No obstante la introducción de formas capitalistas en las regiones indígenas, como son la propiedad privada de la tierra y el intercambio de mercancías por su valor de cambio, la comunidad agraria permanece como el patrón clásico de producción en gran parte de los pueblos indígenas de México. La tierra se considera un bien material y sagrado. El cultivo de la parcela (milpa), que en promedio tiene una extensión de 3 a 5 hectáreas, es el pilar que mantiene la cohesión de los parientes y las familias extensas agrupadas en torno a la comunidad; y es el medio de reproducción social y económica que les permite alcanzar seguridad individual, cohesión grupal y continuidad cultural
La mayoría de los pueblos indígenas cuentan con cultivos comerciales, orientados al mercado, como el cafeto, la caña de azúcar, el trigo, el tabaco, la vainilla, el cacao y los cítricos, entre otros. Cada vez más hay un incremento de esta actividad productiva en las áreas rurales indígenas. El primer nivel de distribución de los productos se da en las comunidades y sus regiones y el segundo, en los mercados estatales y nacional.
El consumo proviene principalmente de sus parcelas y de la ganadería menor, así como del entorno de la vivienda: fruticultura y horticultura. Los productos adicionales se obtienen del intercambio en el mercado regional. La diversidad de lo que se produce es enorme: en cinco áreas ecológicas de la zona totonaca en Veracruz, por ejemplo, se detectaron 60 especies, y en el traspatio de las comunidades chontales de Tabasco pudieron observarse 285; lo mismo ocurrió en la Huasteca, en donde se hallaron 185 especies, de las cuales 82 son medicinales.
El cultivo y la cosecha de traspatio, realizados en los jardines familiares, son universalmente considerados una responsabilidad de las mujeres. Todos los productos que obtienen de estas labores agrícolas domésticas se colocan en los mercados locales y regionales, constituyendo un importante recurso en dinero para el complemento de la vida familiar.
Dependiendo de las regiones, la pesca y la caza son también fuentes de ingresos para los indígenas, como en el caso de Campeche, actividades que contribuyen a elevar los recursos monetarios de las unidades domésticas, por lo menos en la mayoría de los municipios mayas. De la misma manera, el manejo y la protección de las plantas que proceden de los bosques están vinculados al consumo o a la venta para tener más ingresos familiares, que se adicionan a la captura de la fauna silvestre.
Las tecnologías agropecuarias y artesanales son esencialmente simples; no obstante, en las últimas décadas los indígenas han incorporado a su cultura agrícola el uso de maquinaria, de fertilizantes y otros insumos, cuyos costos tienen que pagar con los excedentes de su producción.
martes, 9 de noviembre de 2010
¡¡¡Ayudanos a conservar nuestras lenguas!!!
Lenguas indígenas
Con algunos estudios sobre las etnias mexicanas, se dio a conocer que se conservan aún 62 lenguas indígenas vivas en el país.
De ellas se han identificado 23 en situación de riesgo, por las condiciones adversas en las que se han dado sus relaciones con las sociedades no indígenas.
Cinco de estas pertenecen a sociedades asentadas en territorio sonorense, esto es, más del 20 por ciento de las lenguas originarias que por su reducido número de hablantes, por su dispersión geográfica, por el predominio de hablantes adultos y por el abandono de estrategias para su transmisión a las nuevas generaciones, se encuentran en riesgo de convertirse sólo en referencia bibliográfica.
Según datos del INEGI del año 2005, existen mil 648 hablantes de guarijío; 738 de pima; 595 de seri; 157 de kikapu y 116 de cucapa.
Para ello, dentro de los trabajos para preservar estas lenguas, se editó un disco compacto con canciones interpretadas por mujeres seris. Esta obra se puede adquirir en el Museo de Sonora, en el departamento de Comunicación Social, a 120 pesos.
En el Centro-Sonora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que tiene su sede en el Museo de Sonora, en la antigua penitenciaría del estado, allá en el cerro de la colonia La Matanza, kioscomayor.com platicó en exclusiva con el doctor en antropología lingüista, reconocido experto e investigador de la materia en el país, José Luis Moctezuma Zamarrón.
Para más información sobre las leguas indígenas puedes consultar el siguiente blog en el cual ademas de este tema se tratan otros muy interesantes y muy importantes http://antropologicas.wordpress.com/2007/04/23/cinco-lenguas-indigenas-de-sonora-en-riesgo-de-desaparecer/
Un artículo muy importante sobre la participación indígena en la biodiversidad de la ONU, donde se habla sobre el respeto al patrimonio cultural e intelectual indígena se puede consultar en la siguiente pagína http://www.fondoindigena.org/notiteca_nota.shtml?x=10609
Publicado el 24 Marzo, 2010
“No todos los niños indígenas vinculados a formas del trabajo infantil corren con la suerte de ser rescatados. Tal como lo denuncian autoridades y organismos internacionales, miles de ellos son separados temporal o permanentemente de sus pueblos, de sus tradiciones, de sus familias y de su niñez para enrolarse en peligrosas tareas que van desde el servicio doméstico hasta la mendicidad, pasando por la agricultura, la minería, las tareas de la construcción e inclusive la explotación sexual”.
Trabajo infantil indígena:
Explotación sin límites
Este es un artículo periodístico elaborado por la Agencia PANDI para uso libre y autorizado de periodistas y demás receptores. PANDI respeta la decisión de incluir el crédito o de no hacerlo. Si usted requiere fuentes de información, entrevistas o documentos adicionales sobre el tema, por favor comuníquese con PANDI al correo electrónico direccion@agenciapandi.org, al teléfono: (57 – 1) 2149296 o al móvil (57) 3103018159
Bogotá. Agencia PANDI, 17 de marzo de 2010. A comienzos de enero pasado, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) asumió la protección de 12 niños indígenas de la etnia Yukpas, víctimas de la explotación infantil en manos de un grupo de adultos que los utilizaban para ejercer la mendicidad.
Los pequeños, con edades entre los 9 meses y los 17 años, fueron llevados a hogares sustitutos del ICBF, mientras las autoridades establecían las responsabilidades del caso y adelantaban las gestiones necesarias para devolverlos a su casa: el resguardo Iroka, en el departamento del Cesar, al nororiente del país.
Pero no todos los niños indígenas vinculados a esta y otras formas del trabajo infantil corren con la suerte de ser rescatados. Tal como lo denuncian autoridades y organismos internacionales, miles de ellos son separados temporal o permanentemente de sus pueblos, de sus tradiciones, de sus familias y de su niñez para enrolarse en peligrosas tareas que van desde el servicio doméstico hasta la mendicidad, pasando por la agricultura, la minería, las tareas de la construcción e inclusive la explotación sexual.
En el caso colombiano, muchos niños indígenas desaparecen para siempre en las filas de los grupos armados ilegales, en donde son reclutados para cumplir labores de inteligencia y espionaje o realizar pesadas tareas de campaña.
“Estamos muy preocupados por este fenómeno, por el reclutamiento de los niños… Los obligan para que ejerzan labores de seguimiento al Ejército”, señaló recientemente el vicepresidente de la República, Francisco Santos, durante un consejo comunal celebrado en el departamento del Guaviare.
domingo, 7 de noviembre de 2010
La Diversidad Cultural en México
http://www.youtube.com/watch?v=CuaHICLKES8&feature=related
viernes, 5 de noviembre de 2010
DANZA PREHISPANICA
jueves, 4 de noviembre de 2010
Grupos Indígenas de Sonora
GRUPOS INDÍGENAS DE SONORA
Considerados desde tiempos prehispánicos como los hombres más altos y fuertes de México. De las nueve tribus en las que se dividían, todavía permanecen unidas ocho de ellas, en su mayoría autóctonas y otra con una estancia mayor de 100 años en el Estado.
Los indígenas sonorenses nos recuerdan que hay mucho que aprender de nuestros antepasados, de quienes fueron los primeros pobladores del Estado y que ahora nos heredan ésta tierra que ha luchado desde siempre por mantener sus creencias, ideología y tradiciones. Algunos de los grupos que se encuentran en Sonora son los siguientes.
Para más información sobre los grupos indígenas de Sonora puedes consultar el siguiente link http://www.sonoraturismo.gob.mx/conoce-sonora/etnias-de-sonora/
Yaquis
Para los integrantes del grupo de los Yaquis es de suma importancia preservar su lengua, sus tradiciones y su arraigo a la tierra. La historia de los yaquis está cubierta con actos de heroica resistencia por la defensa de su territorio y su cultura.
Estos grupos se identifican a sí mismos y a los mayos como yoremes, palabra que significa hombre o persona. La noción de yoris, hombres blancos, los distingue, a su vez, de los demás grupos indígenas.
Forman parte del dialecto cahita que se compone de tres lenguas: mayo, yaqui y tehueco, éste último desaparecido. El grupo yaqui ocupaba, tradicionalmente, una larga franja costera y de valle al sureste del actual estado de Sonora, que abarcaba desde la ribera sur del río Yaqui hasta el cerro Tetakawi, al norte de la actual ciudad de Guaymas. El conjunto del territorio comprende tres zonas diferenciadas: el área serrana del Bacatete; una zona costera, que abarca los poblados vecinos de Guásimas y Bahía de Lobos; y el valle, en donde se localizan las tierras irrigadas.
La principal actividad artesanal es la manufactura de la parafernalia ceremonial, sin fines comerciales. Los danzantes hacen máscaras talladas en madera, collares de conchas y piedras marinas y cinturones con pezuñas de venado. Los músicos fabrican sus tambores y flautas. Algunas familias manufacturan petates, canastas y coronas de carrizo; platos y tazas de barro que utilizan para las fiestas y después destruyen. También confeccionan faldillas, blusas, manteles, servilletas y mantos. El único producto artesanal que se comercializa son las muñecas de trapo, que hacen las mujeres.
Los yaquis poseen un alto sentido de religiosidad que está presente en gran parte de sus actividades. Con una cultura ancestral enriquecida con ritos y tradiciones en las que sobresale la Danza del Venado, ejecución simbólica de la caza de este animal y cuya riqueza estética ha despertado interés en todo el mundo.
Dentro de este grupo encontramos la famosa danza del venado la cual podrás observar en el siguiente video http://www.youtube.com/watch?v=_CK0aLVUqx0&feature=related
Mayos
También conocidos con el grupo Yoreme, los Mayos provienen de los antiguos pobladores de la cultura de Huatabampo, perteneciente a una de las tradiciones culturales de Sonora.
Es el grupo más numeroso del Estado, con una población aproximada de 75,000 habitantes. Mantienen viva la lengua.
Yoreme significa “el que respeta la tradición” contrapuesto al yori “el que no la respeta”. Según una antigua leyenda de su tradición oral, la palabra mayo significa “la gente de la rivera”; actualmente habitan los municipios de Álamos, Quiriego, Navojoa, Etchojoa y Huatabampo.
La historia narra que los mayos fueron receptores dócilmente de las enseñanzas evangelizadoras españolas, adquiriendo al mismo tiempo conocimientos respecto de la agricultura y la crianza de animales domésticos. Con esta aceptación los pobladores de la antigua zona mayo fueron rápidamente asimilados a las costumbres de la época, con una paulatina pérdida de su organización social tradicional.
Su vivienda actual la construyen con adobe, block y/o ladrillo, ya que estos materiales son más resistentes a las torrenciales lluvias y ciclones que se presentan regularmente en la región y consiste en dos o más habitaciones dormitorio, un cobertizo de carrizo y una cocina con estufa a base de leña al lado de éste. En casi todas las casas mayo es constante ver una cruz hecha del corazón del árbol de palo fierro, la cual se coloca en el patio o al frente de la casa para protegerla de cualquier mal.
Esta cultura tiene para ofrecer al turista grandes atractivos culturales, naturales, históricos y tradiciones indígenas (yoremes), debido a su ubicación dentro del Mar de Cortés y las Barrancas del Cobre y El Fuerte.
El trabajo artesanal no es una actividad fundamental en la economía mayo. Se producen cobijas, fajas de lana teñida tejidas en telar de cintura, ollas para agua, petates de carrizo o jipetas, canastas diversas, arpas y violines.
En sus ritos, cantos y danzas, el papel de la naturaleza es el del proveedor de su mundo, esto se expresa en el carácter que desempeñan sus danzantes como el venado y el pascola. Entres sus mitos de origen se encuentra aquel que relata como “Dios creó el oro para los yoris y los objetos de trabajo para los yoremes”.
En la época actual los mayos se distinguen de los mestizos en las comunidades, por el uso de la lengua materna y la celebración de sus fiestas religiosas, ya que el vestuario tradicional se ha perdido.
Cucapá
Este pequeño grupo de los Cucapá habita en el municipio de San Luís Río Colorado, en la frontera con los Estados Unidos; el grupo indígena es binacional con una población de poco más de 171, de los cuales sólo 47 hablan su lengua.
Se puede considerar que la antigua auto denominación del grupo era kuapak, que se traduce como “que viene” o “que llega”, pues debido a la constante variación del curso del Río Colorado, las familias poseían dos o más casas, ya que practicaban la agricultura en terrenos cercanos o desalojados por el río.
Los hombres usaban tocados con plumas y collares de hueso en los tiempos prehispánicos, así como pendientes en orejas y nariz, así como coloridos cinturones de los que pendían manojos de plumas en la parte trasera; las mujeres vestían faldas de plumas pintadas; además, ambos usaban pinturas faciales y corporales, así como pectorales (amplios collares protectores de pecho, hombros y espalda), elaborados con un tejido de chaquira, misma que hacían con madera, hueso y barro, y con ella los accesorios personales que tenían fines cotidianos y rituales.
La artesanía de los cucapá consiste en ollas de barro, así como la elaborada con chaquira que poco a poco han dejado de producir. Las razones que dan para este paulatino abandono son variadas, algunos manifiestan que no tienen un mercado donde poder ofrecerla, otros dicen que sólo la elaboran con fines rituales o manifiestan desinterés en proseguir con esta costumbre argumentando que es más fácil comprar lo necesario en las tiendas.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
GRUPOS INDIGENAS DEL ESTADO DE OAXACA
En México se tiene una gran riqueza cultural y en el Estado de Oaxaca se establecieron diferentes grupos indígenas, que en su momento desarrollaron su esplendor a lo largo y ancho del territorio tales como las culturas Mixteca y Zapoteca; además se identifican formalmente 16 grupos étnicos como: los Amuzgos, Chatinos, Chinantecos, Chochos, Chontales, Cuicatecos, Huaves, Ixcatecos, Mazatecos, Mixes, Popolocas, Triquis, Zoques y Tacuates.
Estos grupos indígenas tiene definidos perfectamente sus rasgos culturales, las costumbres, rituales, música, fiestas religiosas y tradiciones culinarias, actualmente por lo menos la mitad de la población del estado de Oaxaca habla una lengua indígena, conservando así las costumbres de sus antepasados, sin embargo la tecnología a generado cambios en la vida cotidiana de los indígenas provocando esto la supervivencia de su cultura.
"C h i n a n t e c o s"
A partir de la conquista española se produjo una mayor desarticulación del grupo, al ser sometidos al sistema de encomienda e incluso a la esclavitud, llegándose a intercambiar a los chinantecos por caballos. La Chinantla, "lugar encerrado o cercado", es el lugar de residencia de los chinantecos, la región, como su nombre lo indica, es efectivamente una fortaleza rodeada por montañas y ríos que dificultaron su acceso durante mucho tiempo. Esta situación probablemente originó las cuatro divisiones existentes: La Chinantla Central, la Wah-mi la zona norte y occidente, y la Sierra Chinanteca.
“C u i c a t e c o s"
Se sabe muy poco sobre los cuicatecos debido a la destrucción por los españoles de mapas, códices y otros testimonios sobre las culturas. Los cuicatecos llegaron a constituir un grupo poderoso, estimándose unas 60,000 personas antes de la Conquista.Ellos vivían en las orillas del río de Cuicatlán, las cuales eran codiciadas por sus vecinos, fueron invadidas por gente de Almoloya, pero lograron desalojar a los invasores con la ayuda del señorío mixteco de Yanhuitlán.
Cuando los mexicas invadieron Coixtlahuaca en 1456, los Cuicatecos se aliaron con ellos con el fin de liberarse de la opresión mixteca. Fueron los mexicas los que denominaron a la región Cuicatlán, que en Náhuatl significa "lugar de encanto" o "cantores" debido a la disposición de sus moradores para esta actividad.
"M a z a t e c o s"
Existen dos versiones de la historia y el origen de los mazatecos, una basada en la interpretación de los "anales de Quauhtinchan", en donde los mazatecos descienden de los nonoalca-chichimecas que emigraron de Tula a principios del siglo XII, fundando en la parte alta del actual territorio mazateco los pueblos de Teotitlán, Eloxochitlán, Mazatlán, Chichotla y posiblemente Ixcatlán, en la parte baja. Parece ser que entre los nonoalca-chichimecas había hablantes de mazateco.
Según una versión fundamentada, la región se encontraba habitada por los mazatecos desde antes de la llegada de los nonoalca-chichimecas, Su capital, llamada Matza-apatl, o Mazatlán.
"M i x t e c o s"
En el asentamiento del grupo Mixteca se encuentran tres sub-regiones: la Mixteca Alta, la Baja y la de la Costa.
A pesar de que la Mixteca forma parte de las llamadas "altas culturas" mesoamericanas, los antecedentes de sus orígenes son muy pocos. Los primeros habitantes de la región o "protomixtecos" eran pueblos agricultores-recolectores que se establecieron en la Mixteca Baja.
Debido a los constantes deslizamientos y derrumbes de las montañas cercanas, estos "protomixtecos" se fueron desplazando, en su mayor parte, hacia la Mixteca Alta, Por lo que en la Mixteca Baja no hubo grandes asentamientos humanos, ni señoríos de la importancia de Tilantongo y Coixtlahuaca, de la Mixteca Alta, mismos que lograron imponerse a los zapotecas.
"P o p o lo c a s"
La palabra "popoloca" fue aplicada por los aztecas a todos aquellos grupos que no hablaban alguna de las lenguas del tronco nahua, más o menos inteligibles entre sí.
En el principio de este período, los popolocas alcanzan su máximo esplendor. Se intensifica el regadío, mediante la construcción de presas, canales y terrazas; se explotan minas de sal; se procesa el algodón; se incrementa el comercio y se forman señoríos en ciudades fortificadas y con una población ya socialmente estratificada.
"Z a p o t e c a s"
Los zapotecas, como grupo indígena, no conforman una unidad homogénea. La variabilidad de su hábitat ha determinado diferencias substanciales tanto económicas como culturales, que han motivado su agrupación en cuatro subgrupos el primero formado por aquellos que ocupan la llamada Sierra de Ixtlán: Villa Alta y Choapan; el segundo por los que habitan la parte sur de Oaxaca (Miahuatlán); el tercero por los zapotecas del Valle de Oaxaca y el cuarto por los que viven el Istmo, en los ex distritos de Tehuantepec y Juchitán.
“Z o q u e s"
Los Zoques, llamados también aiyuuk es un grupo de origen maya, vivieron en un estado de civilización completamente rudimentaria, siendo sus costumbres, organización social, creencias religiosas y forma de vida, idénticas a las del pueblo mixe.
Actualmente están disminuyendo y se están aculturando de nuestra sociedad de consumo, presentando rasgos de los zapotecos del Istmo, que se les impusieron a lo largo de varios siglos.
En América es segundo, sólo detrás de Perú; según el censo de población mas reciente, hay más de seis millones de personas de cinco años y más, que hablan lenguas indígenas.
México ocupa el octavo lugar a nivel mundial por su número de pueblos indígenas y el segundo de América, después de Perú, sociedades que residen principalmente en zonas rurales y de alta marginación, informó Inmujeres.
El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) dijo que en los últimos 55 años la población de habla indígena ha crecido en términos absolutos, pero en relación con la población total del país ha disminuido cuatro puntos porcentuales en dicho periodo.
Indicó que más de la tercera parte de la población que sólo habla lengua indígena tiene entre cinco y 14 años de edad, sin embargo, mientras que los varones aprenden el español, las niñas no lo hacen debido a los roles que tradicionalmente cubren.
El instituto explicó que según el ultimo Conteo de Población y Vivienda , hay más de seis millones de personas de cinco años y más que hablan lenguas indígenas, de las cuales, 2 millones 959 mil 64 son hombres y 3 millones 52 mil 138 son mujeres.
En el marco del Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, el Inmujeres agregó que la violencia sexual y física es ligeramente mayor entre las mujeres indígenas y también más visible, mientras que la emocional y la económica por ser menos perceptibles, no son tan fáciles de identificar.
El instituto añadió que por ser indígenas y mujeres, ellas tienen una situación doblemente vulnerable y por ello pretenden cambiar su situación en las comunidades donde viven.
Para ello dichas mujeres participan en la atención y educación para la salud, producción y comercialización artesanal, microempresas productivas y de servicios, indicó el instituto.
Este programa, que se desarrollará a lo largo de tres años, busca contribuir a la implementación efectiva del marco jurídico sobre violencia contar las mujeres indígenas en 20 municipios de Chiapas y diez de Oaxaca desde un enfoque intercultural. Cabe mencionar que en estos 30 municipios existe por lo menos 70 por ciento de población indígena, con un alto grado de marginación.
El programa parte de reconocer la condición particular de exclusión y vulnerabilidad en que se encuentran las mujeres indígenas, quienes a menudo experimentan una discriminación por razones de género y etnia.
Los ejes del programa son: difusión de los derechos de las mujeres y del marco jurídico vigente; construcción de identidades de género igualitarias desde la niñez a partir de un enfoque de derechos humanos, género e interculturalidad; desarrollo de protocolos de atención institucional a nivel estatal con enfoque de género, derechos de la infancia e interculturalidad.
Los principales resultados que se esperan del programa son el incremento del conocimiento del marco jurídico y del ejercicio del derecho a una vida libre de violencia en las poblaciones indígenas de los municipios seleccionados; el fortalecimiento de las capacidades de educadores/as y funcionarios/as públicos/as; la construcción de identidades de género igualitarias en poblaciones indígenas; la generación de conocimientos acerca de la dinámica de la violencia de género en poblaciones indígenas y la determinación del costo beneficio de las intervenciones de prevención de la violencia con enfoque intercultural.
martes, 2 de noviembre de 2010
MÉXICO INDÍGENA CONTEMPORÁNEO
miércoles, 27 de octubre de 2010
Los pueblos indigenas de Mexico
Pensar al México de hoy como una Nación multicultural es todavía un anhelo. si bien nuestro país se reconoce como una Nación pluricultural, sustentada originalmente en sus pueblos indígenas, todavía no es un Estado-nación que promueva, de manera plena, y que acepte, como parte de su condición, la diversidad y las muchas identidades que generan las culturas indígenas que conviven en un territorio de cerca de dos millones de kilómetros cuadrados.
La sociedad nacional no conoce cabalmente a sus diversos integrantes que hablan más de 60 lenguas originarias. Muchos mexicanos piensan que su país tiene una historia única y desconocen las otras historias que construyeron los pueblos indígenas a lo largo de más de cinco siglos.
Son historias que podrían explicar la actual situación de pobreza y abandono en que han vivido estos mexicanos. En algunos casos son historias comunes a todos pero, no en otros, pues surgieron de relaciones de opresión, de estrategias de sobrevivencia o resistencia para continuar siendo pueblos indígenas, por ser y mantenerse diversos.
En la tierra mexicana se comparten diversos territorios, lenguas y culturas, historias particulares, cuyos protagonistas no siempre son reconocidos pues han sido y son indígenas, campesinos, líderes, intelectuales, gestores que han tratado de negociar como iguales con los otros y los otros no los reconocen como iguales .
Aún hace falta trabajar para reconocer y aceptar las muchas identidades que hay en mi país. Implica que todos los ciudadanos reconozcamos la diversidad, y que esta aceptación se convierta en nuevas acciones y políticas públicas que nada tienen que ver con las viejas políticas integracionistas o asimilacionistas, sino con el respeto a todos los derechos de los pueblos indígenas y sus integrantes. La acción pública de las instituciones federales, estatales y municipales debe tomar en cuenta a las autoridades e instituciones indígenas. Sí asumimos que México tiene más de 60 rostros indígenas aceptaremos el carácter multicultural de nuestra Nación.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce a México como una Nación pluricultural. Pero, ¿Realmente los mexicanos queremos ser parte de una Nación multicultural? ¿Quiénes desean una Nación así? ¿El gobierno, los diputados, los senadores, los políticos, los empresarios, los comerciantes, los industriales, los campesinos, los indígenas? ¿Quiénes apuestan sus recursos al desarrollo de una Nación multicultural? quizá todos, de distintas maneras. Pero hay quienes sí ponen todo para lograrlo: me refiero a los pueblos indígenas.
La pluralidad de la Nación la dan los pueblos indígenas, la diversidad también. Ellos nunca han dejado este país. Sus patrimonios naturales, sus propiedades, sus conocimientos y sabidurías, sus esfuerzos en el trabajo, el dinero que ganan, está a disposición de sus familias, de sus comunidades, de México.
Reconocer que hoy tenemos más de 12 millones de personas que son indígenas quienes poseen alrededor de la quinta parte del territorio nacional, que sus recursos naturales son uno de los orgullos de México. Nos habla de su decisión de ser mexicanos y de permanecer con sus propias identidades y culturas. Pero son mexicanos iguales, son mexicanos kikapús, mayas, tzeltales, tzotziles, mixtecos; viven en pequeñas localidades y en las ciudades. Están en casi toda la República, pero muchos no los ven.
¿Hasta dónde llegamos cuando decimos que tenemos 62 pueblos indígenas y que cada uno tiene su propia cultura? además, ¿Hay otras culturas que debemos tomar en cuenta? ¿La de los negros, los inmigrantes, los menonitas, los judíos, los libaneses, los chinos, u otros indígenas que nacieron fuera de nuestras fronteras? ¿Qué consecuencias tiene reconocer a estas otras culturas distintas y que reclaman sus derechos sin perder sus propias identidades?
Sin duda, cada una de las muchas culturas aportará distintas soluciones a los diversos problemas de la Nación. Con esto quizá estemos en posibilidades de ser más democráticos o de dar pasos adelante en la construcción de una democracia que reconozca la diversidad cultural.
Los pueblos indígenas han participado, de muy diferentes formas, en comunidades políticas más amplias o en sectores de población que los han amparado como parte de un cuerpo social mayor. Estas distintas maneras de participación han afectado, modificado y adaptado sus propias concepciones culturales, sus usos y costumbres, sus formas de gobierno y el tipo de relaciones que han establecido con la sociedad nacional.
Para lograr ser reconocidos, en ocasiones se ha recurrido a la violencia. Pero, la mayoría de las veces el apego a la ley y el diálogo han sido los instrumentos de la lucha por el acceso a espacios de poder en los estados y los municipios; o por la instauración de autogobiernos basados en sus tradiciones políticas; o en su reconstrucción cultural; o en el hecho de creer que esa forma es mejor que la que han vivido.
Cada una de estas luchas ha tenido sus propios líderes, sus mártires, sus esfuerzos, y no han dudado en incorporar lo que a otros grupos sociales les ha dado resultado. Bajo todas estas acciones construyen el nuevo espacio de la democracia, en el que los pueblos indígenas no son ya más menores de edad, ni razas inferiores necesitadas del paternalismo, de un buen padre, o un buen dios.
Los pueblos indígenas se gobiernan desde hace mucho tiempo. Y lo hacen aprovechando las formas que les permiten leyes y autoridades civiles. Muchos municipios indígenas son gobernados por indígenas y sus cabildos, y tienen al frente sus propias autoridades tradicionales que asumen formas modernas de gobierno.
Además, hoy, la constitución política mandata que se tomen en cuenta a los pueblos indígenas en la división distrital uninominal para las elecciones de diputados federales.
Estas son formas de representación que posibilitarán una mayor participación política y que, creemos, permitirán construir formas de gobierno indígena que sean reconocidas por las autoridades no indias y sus leyes. También posibilitará reconocer, legal o formalmente, aquellas expresiones tradicionales ligadas a formas culturales o religiosas que, por lo general, se asumen en el ámbito de la vida interna de las comunidades.
Los gobiernos tienen que reconocer los derechos de los pueblos indígenas a la propiedad, control y la protección de su patrimonio cultural, artístico, espiritual, natural, tecnológico y científico, y a la protección legal de su propiedad intelectual y de la biodiversidad de los espacios que habitan. Han sido creaciones propias, son sus maneras de relacionarse con la naturaleza y de resolver su pertenencia ancestral a este mundo.
Hoy nadie puede negar la presencia viva de los pueblos indígenas, sus aportes y soluciones a los problemas del mundo moderno. Nadie debe aceptar hoy el dominio de un pueblo sobre otro. Quien lo hace no reconoce al otro como igual. Por esta razón cada uno de los pueblos indígenas busca la igualdad de oportunidades, exige el derecho a administrar sus propios asuntos, comunitarios, regionales o nacionales. Cada integrante de un pueblo indígena espera ser tomado en cuenta en el diseño de las políticas públicas que le atañen.
Los pueblos indígenas creen en el reconocimiento de la diversidad cultural como un derecho público; en que el Estado tiene la obligación de hacer que coexistan sus formas de gobierno, sus lenguas, valores, identidad cultural, derechos plenos. Tienen la certeza de que, en el futuro, su permanencia como pueblos está garantizada en condiciones de mayor equidad socio-política y con mejores niveles de salud, educación, vivienda, ingresos, empleo.
Si los países del mundo, o, si la Nación mexicana no acepta a sus pueblos indígenas de manera plena, si cada uno de sus funcionarios, los ciudadanos y sus familias no reconocemos a los pueblos indígenas en cada momento de nuestra vida como mexicanos, no solucionaremos los problemas que actualmente vivimos. Las decisiones de los indígenas y sus gobiernos deben ser acatadas por los no indígenas con base en el diálogo y el respeto pero, sobre todo, con la firme convicción que somos iguales a los tarahumaras, a los triquis, a los choles, a los coras, nahuas, mayas o cualquier otro mexicano indígena. Lograr esto será aplicar, en los hechos y en nuestra vida cotidiana, el concepto de multiculturalidad que tanto nos enorgullece como Nación.
Por estas razones, en México estamos luchando por reconocer los derechos colectivos, culturales y de identidad de los pueblos indígenas, como una de las garantías de nuestra constitución política y en las leyes que se aplican dentro de nuestros marcos jurídicos vigentes. Trabajamos para que se vayan satisfaciendo las demandas históricas de los pueblos y comunidades indígenas. Estas son sus demandas actuales y se traducen en una lucha por la restitución de sus bienes y patrimonios, es decir por la recuperación de sus tierras ancestrales con dominio pleno, incluidas la administración, acceso y disfrute de los beneficios por la explotación de los recursos naturales. Igualmente, exigen el reconocimiento de sus derechos económicos, sociales, culturales y políticos.
Esto se traduce en que sean reconocidas las autoridades que nombran de acuerdo con su costumbre y en que sean aceptadas como cualquier otra autoridad del Estado mexicano. Asimismo, que las formas en que son electos también sean válidas ante los sistemas electorales de los estados de la Federación. Por ello es importante que existan Instituciones que den validez y fortaleza a las decisiones de los pueblos indígenas. Lograrlo será, sin duda, un paso más en el fortalecimiento de los Derechos Humanos de los pueblos indígenas.
Desde 1992, México se reconoció como una Nación pluricultural y, en el año de 2001, la Reforma Constitucional llevó a la aceptación de Derechos de los pueblos indígenas.
Este es un hecho de una gran importancia pues, sobre la base de esta autonomía, los pueblos determinarán libremente su condición política, su desarrollo económico, social y cultural, así como el derecho a conservar y reforzar sus propias identidades, sus sistemas jurídicos, manteniendo, a la vez, sus derechos a participar plenamente, si lo desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado mexicano. Las entidades federativas deben garantizar su cabal cumplimiento y asegurar la participación de los pueblos indígenas.
Existen todavía asuntos pendientes, como el reconocimiento pleno de los pueblos indígenas como sujetos de derecho y un gran diálogo sobre el reconocimiento a sus territorios. Se acompañan de reclamos por servicios que otros mexicanos ya tienen resueltos como lo son el derecho a la salud, a la educación, al desarrollo, a la preservación de su patrimonio cultural y la propiedad intelectual de sus sabidurías y conocimiento ancestral. Esperan de los no indígenas la igualdad en las oportunidades y que realmente no exista discriminación.
Los pueblos indígenas de México quieren sobrevivir como nahuas, tzeltales, zapotecos, mazahuas, yaquis, mixtecos, mayas, chatinos, en sus tierras originales, o en cualquier estado de la República, con dignidad y en armonía con los demás mexicanos. Los indígenas quieren mantener su identidad espiritual, conservar sus dioses y templos, sus maneras de hablar y de pensar, su forma de ser mexicanos; quieren hacer realidad la posibilidad de vivir en una Nación que los respeta.
Por eso la resolución de innumerables conflictos que existen en las regiones indígenas son asuntos prioritarios. Los pueblos reclaman que la dignidad y diversidad de sus culturas, tradiciones, historias y aspiraciones, se reflejen debidamente en todas las formas de educación e información pública. Al mismo tiempo, exigen a los Gobiernos Federal, Estatales y Municipales que los consulten y que obtengan su consentimiento, con libertad y conocimiento, antes de aprobar cualquier proyecto que afecte sus tierras, territorios y otros patrimonios naturales.
martes, 26 de octubre de 2010
Los tarahumaras viven peor que africanos de Níger, refiere el PNUD
Artículo del día: martes 19 de octubre de 2010
Por: Elena Michel El Universal
En México, la desigualdad social que enfrentan los indígenas es 11 veces más profunda que la de cualquier otro grupo social. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), su ingreso es 17 veces menor al de los capitalinos y 90% no tiene acceso a educación, salud, seguridad social, vivienda ni a servicios básicos.
Los tarahumaras de Batopilas, Chihuahua, por ejemplo, viven peor que los africanos de Níger, el país con el menor índice de desarrollo humano en el mundo.
Magdy Martínez-Solimán, director residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señaló que el país tiene una “deuda histórica” con los indígenas no sólo por la falta de bienestar, sino por “una sucesión de vejaciones, pues han sido despojados de sus tierras y de sus derechos”.
“Yo creo que no ha sido (suficientemente eficaz el gasto); si lo hubiese sido, no tendríamos las cifras de mortalidad infantil, materna, desescolarización, analfabetismo, etcétera”, admitió Martínez-Solimán en breve entrevista.
La vulnerabilidad de las mujeres indígenas es mayor. La mitad no completa la primaria y la tasa de mortalidad materna es muy alta, refiere.
“Este conjunto de condiciones condena a las mujeres indígenas y a sus familias a una situación de desventaja atávica que es muy difícil de superar”.
Mientras en la capital del país, 12 de cada 100 niños padecen desnutrición, en las zonas indígenas casi la mitad de la población infantil crece sin una dieta adecuada. De hecho, en los últimos nueve años no se ha movido ni un ápice la pobreza alimentaria que golpea a esas comunidades.
Al nacer los indígenas, tienen 10 veces más probabilidad de sufrir pobreza alimentaria que el resto de las personas.
Únicamente 27% de los indígenas goza de algún tipo de servicio de salud, mientras que en las zonas urbanas alcanza el beneficio hasta 50% de la población.
“La desigualdad social se transmite de una generación indígena a otra, provocando un círculo de pobreza y marginación”, dijo Martínez-Solimán.
Distribución errónea
Por primera vez, el PNUD de la ONU calibró la brecha de desigualdad de los pueblos originarios. El Informe sobre desarrollo humano de los pueblos indígenas en México concluyó que el error en la atención a estos grupos está en la focalización de los programas. En esta década, el gobierno federal incrementó 2.7% el presupuesto destinado a ese sector de la población.
En 2009 canalizó 38 mil 103 millones de pesos. Pero el aumento representa 1.5% del gasto programable total para 10 millones de mexicanos. “Hay que hacer un análisis del caso por caso, y ver dónde el gasto ha sido más efectivo”, recomendó Martínez-Solimán.
De acuerdo con el estudio, en lo que menos gasta el gobierno federal es en lograr un piso mínimo de seguridades jurídicas, pues sólo existen tres programas a nivel nacional, que representan apenas 0.2% de la cifra destinada para la atención de los grupos indígenas.
“México tiene que pensar en cómo saldar y atender su deuda histórica indígena, y a la vez, pensar y atajar los retos más recientes que engrosan esa deuda”, advirtió el representante de la ONU.
El 10% de los indígenas en las peores condiciones de vida apenas recibe 7.2% gasto gubernamental, mientras que el mismo porcentaje de indígenas con un índice de desarrollo más estable recibe 20% de los recursos.
“Este no es un problema mexicano ni tampoco un problema latinoamericano; es un problema mundial: la discriminación de nuestros pueblos originarios. Es necesario acelerar el proceso para reducir el proceso de desigualdad”, precisó.
Los estados que presentan los más altos niveles de rezago social para los pueblos indígenas son Chiapas, Durango, Nayarit, Chihuahua y Guerrero.
El representante del PNUD consideró que hay una mejor eficiencia del gasto en educación indígena, frente al fracaso de la orientación de los recursos destinados a salud y acciones en el campo.
En ese sentido, el informe del organismo de la ONU califica mejor al Programa Oportunidades que a Procampo.
lunes, 25 de octubre de 2010
El término indio y sus derivados, como indígena, se emplean comúnmente para designar a los individuos pertenecientes a los pueblos originarios de América, aunque el término correcto es "indígena" y no indio. El hecho de que también sea empleado a modo de insulto entre y por los grupos centrales de las sociedades latinoamericanas es revelador de su carácter como designación de un conjunto de personas que se ubican en la periferia de la estructura social. Llamar a una persona indio es equivalente, en ciertos contextos, a calificar despectivamente a una persona como pobre, ignorante, gente sin razón. El significado social del término tiene una dimensión histórica que comienza precisamente en el tiempo del descubrimiento de América por parte de los europeos.
viernes, 22 de octubre de 2010
Algunas características de los principales grupos indígenas de México son las siguientes:
Tepehua
Es común oír hablar Náhuatl, y Tepehua a estas personas indígenas, Visten con la clase indumentaria campesina: camisas de manta; andan descalzos o usan los tradicionales huaraches.
Arropados con sarapes y ropa gruesa, cuando viven en los lugares más altos. La gente de la sierra se enfrenta a una vida difícil, no tiene luz eléctrica ni agua potable y, mucho menos, teléfono o televisión.
En algunos lugares tampoco existe el dinero. Cuando necesitan comprar o vender, recurren al trueque: cambian un animal por maíz, fríjol o carne que, por cierto es escasa. La vida cotidiana transcurre en forma sencilla.
Por las mañanas, los hombres se disponen a ir al campo; las mujeres preparan té o café, frijoles o tortillas de maíz. No puede faltar la tradicional salsa de Chile. En ocasiones muy especiales, cuando hay suficiente dinero o una celebración importante, comen carne, lo que constituye en algunos lugares un verdadero rito.
Nauhas
Son Grupos aislados, la indumentaria de los nahuas actuales varía según el lugar en que viven. Huyendo de la carestía que azotó a Tenochtitlán en 1454 y las continuas guerras de conquista, se asentaron en otras regiones.
Es así como una corriente migratoria se estableció en Cuetzálan, cuyo nombre significa para algunos entre los quetzales y otros aseguran que es "entre las colinas de árboles y tierra roja". Situada en la Sierra Norte de Puebla.
Los días de mercado en Cuetzálan y durante las fiestas patronales se pueden admirar el traje de gala que las mujeres lucen con majestuosa elegancia y es considerado uno de los más hermosos de México.
Consiste en camisa blanca decorada con un bordado ancho de color, a lo largo del borde cuadrado del cuello y de las pequeñas mangas, con dibujos de pájaros, flores y figuras geométricas. Este tipo de camisa es relativamente de reciente introducción en la zona.
Ndaru (popolocas)
Compartiendo los estados de Puebla y Oaxaca, especialmente el primero, los popolocas han sido un pueblo que ha vivido en la Mixteca.
Bautizados por los mexicas como popolocas, que según se traduce del náhuatl como "tartamudos", siempre han sido considerados un pueblo con una cultura poco desarrollada.
En Oaxaca encontramos como una de las poblaciones más importantes a Coaixtlahuaca, donde se supone existía un gran tianguis, pues era el cruce de caminos con Centroamérica en la época antigua. Sometidos por los Zapotecos y los Mexicas, los popolocas han sufrido la erosión de su territorio y hoy es una región de expulsión de migrantes, especialmente a la ciudad de México y Estados Unidos.
Dakunitnu´u (mixteco)
La región mixteca se encuentra la mayor parte en el Estado de Oaxaca y un poco en los estados de Puebla y Guerrero. Se divide en Alta y Baja Mixteca, ocupando 189 municipios en el Estado de Oaxaca.
Los mixtecos se llaman a sí mismos en su lengua "Nuu Savi ", que significa " pueblo de lluvia"; el nombre de mixteco deviene de la lengua náhuatl, Mixtlán (lugar de nubes).
El idioma pertenece al grupo Oto mangue, tronco Savizaa, familia Mixteca. Los mixtecos son un pueblo multifacético y caleidoscópico, en parte porque viven en una extensa zona geográfica compuesta de muy diversos climas y nichos ecológicos, pero también, porque tienen una conciencia más fuerte de su patrimonio cultural, mismo que les ha permitido cruzar venturosos, no sólo las fuerzas hostiles de la naturaleza en las zonas áridas, sino porque han podido sobrevivir y emigrar a lejanas tierras del país y en el extranjero.
Tachiwin (totonaco)
Su nombre significa "Lugar donde abundan las plumas hermosas". Está ubicado en la parte noreste del estado de Puebla, en plena Sierra Norte.
Tiene un clima muy húmedo con lluvias en verano y es muy común la neblina densa. Su altitud promedio es de 1000m.Cuetzalan. Fue uno de los asientos totonacos conquistados por Tízoc y Ahuízotl, e invadidos hacia el siglo XV por grupos nahuas. Por eso se habla el totonaco, el náhuatl y el "castilla", este introducido por los franciscanos hacia 1530.
Aunque la parroquia de San Francisco de Asís, por su sobrio estilo renacentista y su elevada torre constituye uno de los sitios de mayor interés. Otro templo admirable es el de la Virgen de Guadalupe, llamado "iglesia de los jarritos ', por las hileras de vasijas de barro que recorren los aristas de su torre.
Entre los ríos de la región destaca el Cuíchatl, que se desliza al sur de Cuetzalan y sale por el noreste del municipio.