miércoles, 27 de octubre de 2010

Los pueblos indigenas de Mexico

Pensar al México de hoy como una Nación multicultural es todavía un anhelo. si bien nuestro país se reconoce como una Nación pluricultural, sustentada originalmente en sus pueblos indígenas, todavía no es un Estado-nación que promueva, de manera plena, y que acepte, como parte de su condición, la diversidad y las muchas identidades que generan las culturas indígenas que conviven en un territorio de cerca de dos millones de kilómetros cuadrados.


La sociedad nacional no conoce cabalmente a sus diversos integrantes que hablan más de 60 lenguas originarias. Muchos mexicanos piensan que su país tiene una historia única y desconocen las otras historias que construyeron los pueblos indígenas a lo largo de más de cinco siglos.


Son historias que podrían explicar la actual situación de pobreza y abandono en que han vivido estos mexicanos. En algunos casos son historias comunes a todos pero, no en otros, pues surgieron de relaciones de opresión, de estrategias de sobrevivencia o resistencia para continuar siendo pueblos indígenas, por ser y mantenerse diversos.

En la tierra mexicana se comparten diversos territorios, lenguas y culturas, historias particulares, cuyos protagonistas no siempre son reconocidos pues han sido y son indígenas, campesinos, líderes, intelectuales, gestores que han tratado de negociar como iguales con los otros y los otros no los reconocen como iguales .


Aún hace falta trabajar para reconocer y aceptar las muchas identidades que hay en mi país. Implica que todos los ciudadanos reconozcamos la diversidad, y que esta aceptación se convierta en nuevas acciones y políticas públicas que nada tienen que ver con las viejas políticas integracionistas o asimilacionistas, sino con el respeto a todos los derechos de los pueblos indígenas y sus integrantes. La acción pública de las instituciones federales, estatales y municipales debe tomar en cuenta a las autoridades e instituciones indígenas. Sí asumimos que México tiene más de 60 rostros indígenas aceptaremos el carácter multicultural de nuestra Nación.


La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce a México como una Nación pluricultural. Pero, ¿Realmente los mexicanos queremos ser parte de una Nación multicultural? ¿Quiénes desean una Nación así? ¿El gobierno, los diputados, los senadores, los políticos, los empresarios, los comerciantes, los industriales, los campesinos, los indígenas? ¿Quiénes apuestan sus recursos al desarrollo de una Nación multicultural? quizá todos, de distintas maneras. Pero hay quienes sí ponen todo para lograrlo: me refiero a los pueblos indígenas.


La pluralidad de la Nación la dan los pueblos indígenas, la diversidad también. Ellos nunca han dejado este país. Sus patrimonios naturales, sus propiedades, sus conocimientos y sabidurías, sus esfuerzos en el trabajo, el dinero que ganan, está a disposición de sus familias, de sus comunidades, de México.

Reconocer que hoy tenemos más de 12 millones de personas que son indígenas quienes poseen alrededor de la quinta parte del territorio nacional, que sus recursos naturales son uno de los orgullos de México. Nos habla de su decisión de ser mexicanos y de permanecer con sus propias identidades y culturas. Pero son mexicanos iguales, son mexicanos kikapús, mayas, tzeltales, tzotziles, mixtecos; viven en pequeñas localidades y en las ciudades. Están en casi toda la República, pero muchos no los ven.


¿Hasta dónde llegamos cuando decimos que tenemos 62 pueblos indígenas y que cada uno tiene su propia cultura? además, ¿Hay otras culturas que debemos tomar en cuenta? ¿La de los negros, los inmigrantes, los menonitas, los judíos, los libaneses, los chinos, u otros indígenas que nacieron fuera de nuestras fronteras? ¿Qué consecuencias tiene reconocer a estas otras culturas distintas y que reclaman sus derechos sin perder sus propias identidades?

Sin duda, cada una de las muchas culturas aportará distintas soluciones a los diversos problemas de la Nación. Con esto quizá estemos en posibilidades de ser más democráticos o de dar pasos adelante en la construcción de una democracia que reconozca la diversidad cultural.


Los pueblos indígenas han participado, de muy diferentes formas, en comunidades políticas más amplias o en sectores de población que los han amparado como parte de un cuerpo social mayor. Estas distintas maneras de participación han afectado, modificado y adaptado sus propias concepciones culturales, sus usos y costumbres, sus formas de gobierno y el tipo de relaciones que han establecido con la sociedad nacional.


Para lograr ser reconocidos, en ocasiones se ha recurrido a la violencia. Pero, la mayoría de las veces el apego a la ley y el diálogo han sido los instrumentos de la lucha por el acceso a espacios de poder en los estados y los municipios; o por la instauración de autogobiernos basados en sus tradiciones políticas; o en su reconstrucción cultural; o en el hecho de creer que esa forma es mejor que la que han vivido.


Cada una de estas luchas ha tenido sus propios líderes, sus mártires, sus esfuerzos, y no han dudado en incorporar lo que a otros grupos sociales les ha dado resultado. Bajo todas estas acciones construyen el nuevo espacio de la democracia, en el que los pueblos indígenas no son ya más menores de edad, ni razas inferiores necesitadas del paternalismo, de un buen padre, o un buen dios.

Los pueblos indígenas se gobiernan desde hace mucho tiempo. Y lo hacen aprovechando las formas que les permiten leyes y autoridades civiles. Muchos municipios indígenas son gobernados por indígenas y sus cabildos, y tienen al frente sus propias autoridades tradicionales que asumen formas modernas de gobierno.

Además, hoy, la constitución política mandata que se tomen en cuenta a los pueblos indígenas en la división distrital uninominal para las elecciones de diputados federales.


Estas son formas de representación que posibilitarán una mayor participación política y que, creemos, permitirán construir formas de gobierno indígena que sean reconocidas por las autoridades no indias y sus leyes. También posibilitará reconocer, legal o formalmente, aquellas expresiones tradicionales ligadas a formas culturales o religiosas que, por lo general, se asumen en el ámbito de la vida interna de las comunidades.


Los gobiernos tienen que reconocer los derechos de los pueblos indígenas a la propiedad, control y la protección de su patrimonio cultural, artístico, espiritual, natural, tecnológico y científico, y a la protección legal de su propiedad intelectual y de la biodiversidad de los espacios que habitan. Han sido creaciones propias, son sus maneras de relacionarse con la naturaleza y de resolver su pertenencia ancestral a este mundo.


Hoy nadie puede negar la presencia viva de los pueblos indígenas, sus aportes y soluciones a los problemas del mundo moderno. Nadie debe aceptar hoy el dominio de un pueblo sobre otro. Quien lo hace no reconoce al otro como igual. Por esta razón cada uno de los pueblos indígenas busca la igualdad de oportunidades, exige el derecho a administrar sus propios asuntos, comunitarios, regionales o nacionales. Cada integrante de un pueblo indígena espera ser tomado en cuenta en el diseño de las políticas públicas que le atañen.


Los pueblos indígenas creen en el reconocimiento de la diversidad cultural como un derecho público; en que el Estado tiene la obligación de hacer que coexistan sus formas de gobierno, sus lenguas, valores, identidad cultural, derechos plenos. Tienen la certeza de que, en el futuro, su permanencia como pueblos está garantizada en condiciones de mayor equidad socio-política y con mejores niveles de salud, educación, vivienda, ingresos, empleo.


Si los países del mundo, o, si la Nación mexicana no acepta a sus pueblos indígenas de manera plena, si cada uno de sus funcionarios, los ciudadanos y sus familias no reconocemos a los pueblos indígenas en cada momento de nuestra vida como mexicanos, no solucionaremos los problemas que actualmente vivimos. Las decisiones de los indígenas y sus gobiernos deben ser acatadas por los no indígenas con base en el diálogo y el respeto pero, sobre todo, con la firme convicción que somos iguales a los tarahumaras, a los triquis, a los choles, a los coras, nahuas, mayas o cualquier otro mexicano indígena. Lograr esto será aplicar, en los hechos y en nuestra vida cotidiana, el concepto de multiculturalidad que tanto nos enorgullece como Nación.


Por estas razones, en México estamos luchando por reconocer los derechos colectivos, culturales y de identidad de los pueblos indígenas, como una de las garantías de nuestra constitución política y en las leyes que se aplican dentro de nuestros marcos jurídicos vigentes. Trabajamos para que se vayan satisfaciendo las demandas históricas de los pueblos y comunidades indígenas. Estas son sus demandas actuales y se traducen en una lucha por la restitución de sus bienes y patrimonios, es decir por la recuperación de sus tierras ancestrales con dominio pleno, incluidas la administración, acceso y disfrute de los beneficios por la explotación de los recursos naturales. Igualmente, exigen el reconocimiento de sus derechos económicos, sociales, culturales y políticos.


Esto se traduce en que sean reconocidas las autoridades que nombran de acuerdo con su costumbre y en que sean aceptadas como cualquier otra autoridad del Estado mexicano. Asimismo, que las formas en que son electos también sean válidas ante los sistemas electorales de los estados de la Federación. Por ello es importante que existan Instituciones que den validez y fortaleza a las decisiones de los pueblos indígenas. Lograrlo será, sin duda, un paso más en el fortalecimiento de los Derechos Humanos de los pueblos indígenas.


Desde 1992, México se reconoció como una Nación pluricultural y, en el año de 2001, la Reforma Constitucional llevó a la aceptación de Derechos de los pueblos indígenas.

Este es un hecho de una gran importancia pues, sobre la base de esta autonomía, los pueblos determinarán libremente su condición política, su desarrollo económico, social y cultural, así como el derecho a conservar y reforzar sus propias identidades, sus sistemas jurídicos, manteniendo, a la vez, sus derechos a participar plenamente, si lo desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado mexicano. Las entidades federativas deben garantizar su cabal cumplimiento y asegurar la participación de los pueblos indígenas.


Existen todavía asuntos pendientes, como el reconocimiento pleno de los pueblos indígenas como sujetos de derecho y un gran diálogo sobre el reconocimiento a sus territorios. Se acompañan de reclamos por servicios que otros mexicanos ya tienen resueltos como lo son el derecho a la salud, a la educación, al desarrollo, a la preservación de su patrimonio cultural y la propiedad intelectual de sus sabidurías y conocimiento ancestral. Esperan de los no indígenas la igualdad en las oportunidades y que realmente no exista discriminación.

Los pueblos indígenas de México quieren sobrevivir como nahuas, tzeltales, zapotecos, mazahuas, yaquis, mixtecos, mayas, chatinos, en sus tierras originales, o en cualquier estado de la República, con dignidad y en armonía con los demás mexicanos. Los indígenas quieren mantener su identidad espiritual, conservar sus dioses y templos, sus maneras de hablar y de pensar, su forma de ser mexicanos; quieren hacer realidad la posibilidad de vivir en una Nación que los respeta.


Por eso la resolución de innumerables conflictos que existen en las regiones indígenas son asuntos prioritarios. Los pueblos reclaman que la dignidad y diversidad de sus culturas, tradiciones, historias y aspiraciones, se reflejen debidamente en todas las formas de educación e información pública. Al mismo tiempo, exigen a los Gobiernos Federal, Estatales y Municipales que los consulten y que obtengan su consentimiento, con libertad y conocimiento, antes de aprobar cualquier proyecto que afecte sus tierras, territorios y otros patrimonios naturales.

martes, 26 de octubre de 2010


ONU: indígenas, en profundo abandono

Los tarahumaras viven peor que africanos de Níger, refiere el PNUD

Artículo del día: martes 19 de octubre de 2010
Por: Elena Michel El Universal

En México, la desigualdad social que enfrentan los indígenas es 11 veces más profunda que la de cualquier otro grupo social. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), su ingreso es 17 veces menor al de los capitalinos y 90% no tiene acceso a educación, salud, seguridad social, vivienda ni a servicios básicos.
Los tarahumaras de Batopilas, Chihuahua, por ejemplo, viven peor que los africanos de Níger, el país con el menor índice de desarrollo humano en el mundo.
Magdy Martínez-Solimán, director residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señaló que el país tiene una “deuda histórica” con los indígenas no sólo por la falta de bienestar, sino por “una sucesión de vejaciones, pues han sido despojados de sus tierras y de sus derechos”.
“Yo creo que no ha sido (suficientemente eficaz el gasto); si lo hubiese sido, no tendríamos las cifras de mortalidad infantil, materna, desescolarización, analfabetismo, etcétera”, admitió Martínez-Solimán en breve entrevista.
La vulnerabilidad de las mujeres indígenas es mayor. La mitad no completa la primaria y la tasa de mortalidad materna es muy alta, refiere.
“Este conjunto de condiciones condena a las mujeres indígenas y a sus familias a una situación de desventaja atávica que es muy difícil de superar”.
Mientras en la capital del país, 12 de cada 100 niños padecen desnutrición, en las zonas indígenas casi la mitad de la población infantil crece sin una dieta adecuada. De hecho, en los últimos nueve años no se ha movido ni un ápice la pobreza alimentaria que golpea a esas comunidades.
Al nacer los indígenas, tienen 10 veces más probabilidad de sufrir pobreza alimentaria que el resto de las personas.
Únicamente 27% de los indígenas goza de algún tipo de servicio de salud, mientras que en las zonas urbanas alcanza el beneficio hasta 50% de la población.
“La desigualdad social se transmite de una generación indígena a otra, provocando un círculo de pobreza y marginación”, dijo Martínez-Solimán.
Distribución errónea
Por primera vez, el PNUD de la ONU calibró la brecha de desigualdad de los pueblos originarios. El Informe sobre desarrollo humano de los pueblos indígenas en México concluyó que el error en la atención a estos grupos está en la focalización de los programas. En esta década, el gobierno federal incrementó 2.7% el presupuesto destinado a ese sector de la población.
En 2009 canalizó 38 mil 103 millones de pesos. Pero el aumento representa 1.5% del gasto programable total para 10 millones de mexicanos. “Hay que hacer un análisis del caso por caso, y ver dónde el gasto ha sido más efectivo”, recomendó Martínez-Solimán.
De acuerdo con el estudio, en lo que menos gasta el gobierno federal es en lograr un piso mínimo de seguridades jurídicas, pues sólo existen tres programas a nivel nacional, que representan apenas 0.2% de la cifra destinada para la atención de los grupos indígenas.
“México tiene que pensar en cómo saldar y atender su deuda histórica indígena, y a la vez, pensar y atajar los retos más recientes que engrosan esa deuda”, advirtió el representante de la ONU.
El 10% de los indígenas en las peores condiciones de vida apenas recibe 7.2% gasto gubernamental, mientras que el mismo porcentaje de indígenas con un índice de desarrollo más estable recibe 20% de los recursos.
“Este no es un problema mexicano ni tampoco un problema latinoamericano; es un problema mundial: la discriminación de nuestros pueblos originarios. Es necesario acelerar el proceso para reducir el proceso de desigualdad”, precisó.
Los estados que presentan los más altos niveles de rezago social para los pueblos indígenas son Chiapas, Durango, Nayarit, Chihuahua y Guerrero.
El representante del PNUD consideró que hay una mejor eficiencia del gasto en educación indígena, frente al fracaso de la orientación de los recursos destinados a salud y acciones en el campo.
En ese sentido, el informe del organismo de la ONU califica mejor al Programa Oportunidades que a Procampo.

lunes, 25 de octubre de 2010




ORIGEN DEL TÉRMINO


Cristobal Colón llegó a América el 12 de octubre de 1492 y, tras desembarcar en la isla de Guanahaní, en el archipiélago de las Bahamas, creyó haber llegado a alguna isla cercana a la India. El almirante llamó indios a los pobladores de la isla, aunque en realidad se trataba de taínos, y para ser más específicos, se trataba de lucayos. Lo que no imaginaba Colón es que al bautizar a los habitantes de Guanahaní con ese nombre —y luego hacerlo general para todos los habitantes de las islas y tierra fire que fue pisando en sus viajes— también estaba bautizando a innumerables pueblos de los cuales probablemente nunca tuvo noticia. Entre estos pueblos desconocidos están los mesoamericanos, oasisamericanos y aridoamericanos —y los descendientes de todos ellos—, pobladores del territorio que en la actualidad conocemos como México.

El término indio y sus derivados, como indígena, se emplean comúnmente para designar a los individuos pertenecientes a los pueblos originarios de América, aunque el término correcto es "indígena" y no indio. El hecho de que también sea empleado a modo de insulto entre y por los grupos centrales de las sociedades latinoamericanas es revelador de su carácter como designación de un conjunto de personas que se ubican en la periferia de la estructura social. Llamar a una persona indio es equivalente, en ciertos contextos, a calificar despectivamente a una persona como pobre, ignorante, gente sin razón. El significado social del término tiene una dimensión histórica que comienza precisamente en el tiempo del descubrimiento de América por parte de los europeos.
















viernes, 22 de octubre de 2010

GRUPOS INDIGENAS

Algunas características de los principales grupos indígenas de México son las siguientes:

Tepehua
Es común oír hablar Náhuatl, y Tepehua a estas personas indígenas, Visten con la clase indumentaria campesina: camisas de manta; andan descalzos o usan los tradicionales huaraches.
Arropados con sarapes y ropa gruesa, cuando viven en los lugares más altos. La gente de la sierra se enfrenta a una vida difícil, no tiene luz eléctrica ni agua potable y, mucho menos, teléfono o televisión.
En algunos lugares tampoco existe el dinero. Cuando necesitan comprar o vender, recurren al trueque: cambian un animal por maíz, fríjol o carne que, por cierto es escasa. La vida cotidiana transcurre en forma sencilla.
Por las mañanas, los hombres se disponen a ir al campo; las mujeres preparan té o café, frijoles o tortillas de maíz. No puede faltar la tradicional salsa de Chile. En ocasiones muy especiales, cuando hay suficiente dinero o una celebración importante, comen carne, lo que constituye en algunos lugares un verdadero rito.

Nauhas
Son Grupos aislados, la indumentaria de los nahuas actuales varía según el lugar en que viven. Huyendo de la carestía que azotó a Tenochtitlán en 1454 y las continuas guerras de conquista, se asentaron en otras regiones.
Es así como una corriente migratoria se estableció en Cuetzálan, cuyo nombre significa para algunos entre los quetzales y otros aseguran que es "entre las colinas de árboles y tierra roja". Situada en la Sierra Norte de Puebla.
Los días de mercado en Cuetzálan y durante las fiestas patronales se pueden admirar el traje de gala que las mujeres lucen con majestuosa elegancia y es considerado uno de los más hermosos de México.
Consiste en camisa blanca decorada con un bordado ancho de color, a lo largo del borde cuadrado del cuello y de las pequeñas mangas, con dibujos de pájaros, flores y figuras geométricas. Este tipo de camisa es relativamente de reciente introducción en la zona.

Ndaru (popolocas)
Compartiendo los estados de Puebla y Oaxaca, especialmente el primero, los popolocas han sido un pueblo que ha vivido en la Mixteca.
Bautizados por los mexicas como popolocas, que según se traduce del náhuatl como "tartamudos", siempre han sido considerados un pueblo con una cultura poco desarrollada.
En Oaxaca encontramos como una de las poblaciones más importantes a Coaixtlahuaca, donde se supone existía un gran tianguis, pues era el cruce de caminos con Centroamérica en la época antigua. Sometidos por los Zapotecos y los Mexicas, los popolocas han sufrido la erosión de su territorio y hoy es una región de expulsión de migrantes, especialmente a la ciudad de México y Estados Unidos.

Dakunitnu´u (mixteco)
La región mixteca se encuentra la mayor parte en el Estado de Oaxaca y un poco en los estados de Puebla y Guerrero. Se divide en Alta y Baja Mixteca, ocupando 189 municipios en el Estado de Oaxaca.
Los mixtecos se llaman a sí mismos en su lengua "Nuu Savi ", que significa " pueblo de lluvia"; el nombre de mixteco deviene de la lengua náhuatl, Mixtlán (lugar de nubes).
El idioma pertenece al grupo Oto mangue, tronco Savizaa, familia Mixteca. Los mixtecos son un pueblo multifacético y caleidoscópico, en parte porque viven en una extensa zona geográfica compuesta de muy diversos climas y nichos ecológicos, pero también, porque tienen una conciencia más fuerte de su patrimonio cultural, mismo que les ha permitido cruzar venturosos, no sólo las fuerzas hostiles de la naturaleza en las zonas áridas, sino porque han podido sobrevivir y emigrar a lejanas tierras del país y en el extranjero.

Tachiwin (totonaco)
Su nombre significa "Lugar donde abundan las plumas hermosas". Está ubicado en la parte noreste del estado de Puebla, en plena Sierra Norte.
Tiene un clima muy húmedo con lluvias en verano y es muy común la neblina densa. Su altitud promedio es de 1000m.Cuetzalan. Fue uno de los asientos totonacos conquistados por Tízoc y Ahuízotl, e invadidos hacia el siglo XV por grupos nahuas. Por eso se habla el totonaco, el náhuatl y el "castilla", este introducido por los franciscanos hacia 1530.
Aunque la parroquia de San Francisco de Asís, por su sobrio estilo renacentista y su elevada torre constituye uno de los sitios de mayor interés. Otro templo admirable es el de la Virgen de Guadalupe, llamado "iglesia de los jarritos ', por las hileras de vasijas de barro que recorren los aristas de su torre.
Entre los ríos de la región destaca el Cuíchatl, que se desliza al sur de Cuetzalan y sale por el noreste del municipio.

jueves, 21 de octubre de 2010

Grupos Indigenas

Los pueblos indígenas de México están integrados por ciudadanos mexicanos que se asumen étnicamente como indígenas y son considerados como tales por otros indígenas. En el segundo artículo de su Constitución Política, México se define a sí mismo como una nación pluricultural, en reconocimiento a los diversos pueblos indígenas que habitan en su territorio. La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) considera que la población indígena mexicana es de unos doce millones de personas, que corresponden aproximadamente al 11% de la población en México que se registraron en el I Conteo de Población (1995).

En contraste con otros países de América Latina, donde los pueblos indígenas corresponden en su mayoría a un solo grupo lingüístico, cuyo idioma ha sido elevado a la categoría de cooficial en compañía del español, en México existen alrededor de 62 pueblos indígenas que hablan entre sesenta y dos y más de una centena de lenguas diferentes.

Como parte de las leyes de derechos lingüísticos de los pueblos indígenas, que son leyes reglamentarias del artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las lenguas de estos pueblos son reconocidas como lenguas nacionales, en la misma categoría que el español, pero en la práctica su uso oficial está extremadamente limitado: publicación de algunas leyes, educación bilingüe en los niveles más bajos, publicación de materiales de divulgación, ocasionalmente estaciones radiodifusoras transmitiendo, parcial o totalmente, en lengua indígena y algunos sitios de Internet.

En México, la población indígena está distribuida por toda la nación pero se concentra especialmente en la sierra Madre del Sur, la Península de Yucatán y en las zonas más remotas y de difícil acceso, tales como la Sierra Madre Oriental, la Sierra Madre Occidental y áreas vecinas a éstas, no es numerosa la población indígena en México debido al mestizaje, pero la presencia de los nativos mexicanos dentro de la identidad nacional está muy presente por el alto desarrollo de las culturas mesoamericanas.

El estado con mayor población indígena es Oaxaca aunque mucho de élla ha emigrado y el que tiene mayor población indígena viviendo en su propio territorio es Yucatán. Grupos étnicos como los zapotecos, mayas, nahuas, purépechas, mixtecos, yaquis, kikapúes y otomíes han logrado mejorar sus condiciones de vida y se han adaptado fácilmente a la cultura del comercio y la globalización; a pesar los esfuerzos realizados por diferentes organismos gubernamentales y no-gubernamentales en pro del reconcimiento legal de la cultura y de la calidad de vidad de los pueblos originarios de México, existe aún en otros grupos indígenas con un alto grado de marginación, discriminación, desnutrición y pobreza extrema que los está llevando a la extinción de su cultura.